Liberaron a los tres argentinos de la flotilla humanitaria Global Sumud

Israel llegó a tener unos 450 integrantes de la flotilla Global Sumud –que intentó sin éxito abrir un corredor humanitario para asistir a las víctimas de la hambruna en Gaza– detenidos en su cárcel de Ktzi’ot ubicada en medio del desierto de Néguev, y los fue liberando de a tandas. Hace algunas horas fue el turno de los tres argentinos, el ex diputado provincial de Izquierda Socialista Ezequiel Peressini, el marino platense e hijo de desaparecidos Carlos “Cascote” Bertola y la legisladora porteña del FIT Celeste Fierro.
ANDAR en Gaza
(Agencia) “Al fin libre! Me encuentro en Jordania, pronto partiré hacia Argentina. Gracias a todos. Sigamos con los ojos en Gaza denunciando el genocidio sionista”, dijo Fierro en sus redes sociales.
En tanto, Felipe Bertola, hijo de Carlos, informó que su padre está en el mismo país, sin teléfono y “en un hospital donde los están revisando”. Los tres ya tienen pasaje para volver al país, de hecho la militancia de los partidos de izquierda y organizaciones de derechos humanos se convocaron para el miércoles por la noche en el Aeropuerto de Ezeiza para recibirlos.
El cuarto argentino, Nicolás Calabrese, reside en Brasil pero fue deportado en virtud de su doble nacionalidad italiana. Ya en San Pablo, Calabrese denunció haber sido sometido a humillaciones y malos tratos por parte del gobierno de Israel. Sus familiares así como sus compañeros y referentes de derechos humanos habían exigido a la Cancillería que intercediera para conseguir su pronta liberación.
También trascendió que la referente Greta Thunberg fue arrastrada de los cabellos y obligada a besar una bandera israelí. Sin embargo, al ser liberada pidió enfocarse en los padecimientos que sigue sufriendo el pueblo palestino.
Los miembros de la misión humanitaria interceptados en el Mediterráneo el 1 de octubre en camino a la Franja de Gaza estuvieron confinados en Ktzi’ot por orden del ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir.
Los palestinos padecen esa prisión desde marzo de 1988, cuando se inauguró para detenerlos, con o sin proceso judicial, después de la primera intifada. Durante el encierro de los casi 500 activistas, Ben-Gvir se filmó diciendo “estos son los asesinos de la flotilla, terroristas”.