Exigen la libertad de los activistas humanitarios que fueron detenidos cuando intentaban llegar a Gaza

Organizaciones de derechos humanos, políticas, sindicales y ciudadanos de a pie están abarrotando por estas horas las casillas de correo y otros canales de comunicación del Ministerio de Relaciones Exteriores para exigir al gobierno argentino “su inmediata intervención a fin de garantizar la integridad física, la libertad y la vida de las y los ciudadanos argentinos que forman parte de la flotilla Global Sumud que se encuentran ilegalmente detenidos por el gobierno del Estado de Israel desde el 1° de octubre” del corriente año.
(Agencia) Las primeras imágenes del abordaje a las embarcaciones, de diverso tamaño pero en su mayoría veleros, por parte de efectivos de comando armados frente a las tripulaciones quietas con los brazos en alto comenzaron a llegar poco antes de la medianoche del miércoles 1. De la decena de argentinos que habían zarpado desde Barcelona quedaron a bordo cuatro: el joven paranaense Nicolás Calabrese, los militantes de izquierda Celeste Fierro y Ezequiel Peressini, y Carlos “Cascote” Bertola, un platense hijo de desaparecidos.
“Expresamos nuestra profunda preocupación frente a la interceptación que llevó adelante el Estado de Israel sobre la flotilla en aguas internacionales, impulsada por iniciativa de la sociedad civil, no violenta y desarmada, integrada por 52 embarcaciones que transportan a representantes de más de 46 países y que tiene como objetivo llevar ayuda humanitaria al pueblo palestino asediado por el genocidio que lleva adelante el Estado de Israel en Gaza”, reza el texto enviado a la Cancillería. Lejos de ser una exageración, la calificación de genocidio fue declarada recientemente por las Naciones Unidas para referirse a lo que sucede en los territorios ocupados de esa estrecha franja sobre el mar Mediterráneo.
Los activistas que no pudieron cumplir con su objetivo de llevar a Palestina alimentos, agua y medicinas habían sufrido en noches anteriores una tarea de ablande por parte de los drones de la marina de Israel, que culminó finalmente en el abordaje de casi la totalidad de las naves.
El objetivo de abrir un corredor humanitario también se frustró, y una vez más los cargamentos de ayuda seguramente terminarán en el fondo del mar, como en el anterior viaje de Greta Thunberg a bordo del Madleen, interceptado en junio de este año y con la deportación a Francia de la activista sueca. El bloqueo del gobierno de Benjamin Netanyahu también impide que los cargamentos lleguen por tierra, profundizando así aún más la hambruna en la Franja.
“Exigimos el cumplimiento de las obligaciones contraídas a través de la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos –todas normas con rango constitucional– para garantizar los derechos fundamentales y la inmediata e irrestricta liberación de ciudadanos y ciudadanas argentinas integrantes de la flotilla”, sigue la carta.
El tracker de los barcos fue seguido durante toda la noche por los ojos de millones de personas en todo el mundo, e incluso quedó abierta la esperanza de que el velero Mikeno –porque era el único que figuraba como navegando– habría llegado a la plataforma continental de Gaza aunque lo más probable es que las fuerzas israelíes lo hayan interceptado antes de hacer puerto.
Carlos Antonio Bertola, “Cascote”, navegaba a bordo del Estrella y Manuel, una de las tantas embarcaciones de la flotilla Global Sumud declaradas como interceptadas tras permanecer sin comunicación durante horas. Fue secuestrado ilegalmente por las fuerzas de ocupación israelí junto a los y las tripulantes de casi 50 países. “Es momento de que los gobiernos e instituciones del mundo intervengan para garantizar la inmediata liberación de todos y todas”, escribieron en un posteo de su cuenta de Instagram, donde se lo ve en un video arriba del velero sosteniendo su pasaporte. “Si estás viendo esto es porque el ejército de ocupación israelí me ha secuestrado, me gustaría lo antes posible volver a mi país”, dijo “Cascote”.
Por su parte, el argentino Jorge González, integrante de la flotilla y capitán del velero Isobella que tuvo que quedarse en Túnez por problemas técnicos, dijo en sus cuentas en redes sociales que “los tripulantes detenidos fueron llevados a Israel, les pido que compartan el texto de la carta para saturar las casillas de mail de la Cancillería, por cierto bastante amiga del sionismo, para exigir que liberen a los cuatro ciudadanos argentinos, Fierro, Bertola, Peressini y Calabrese, es su función hacerlo, están secuestrados en manos del ejército israelí”.