19 años sin Jorge Julio López, un documental y 10 millones de llamadas pendientes

A casi dos décadas de la última vez que fue visto Jorge Julio López, el testigo que sobrevivió a su secuestro durante la dictadura y vivió para contarlo, se estrena un documental que hace foco en su segunda desaparición, definida por sus realizadores como “un caso que expone las sombras de la impunidad y uno de los misterios más perturbadores de la democracia”. El film, dirigido por Jorge Leandro Colás, será exhibido a partir del jueves 18 hasta el domingo 21 en el cine Municipal Select de La Plata, y será estrenado el jueves 2 de octubre en el cine Gaumont, en CABA.
ANDAR en La Plata
(Agencia Andar) “Jorge Julio López desapareció dos veces. La primera vez fue una noche de octubre de 1976, durante la última dictadura cívico militar. La segunda, una mañana de septiembre, treinta años más tarde y en plena democracia. Posiblemente los perpetradores hayan sido los mismos, aquellos representantes del pasado más oscuro de la Argentina”, dijo Colás. “Cuando conocí personalmente a Ruben López pude identificar algunos gestos de su padre, esos que había visto cientos de veces en los archivos del juicio a Etchecolatz. Por los giros del destino es ahora Ruben quien habla, recuerda y, por sobre todas las cosas, busca justicia. A casi 20 años de la segunda desaparición de López, la causa sigue siendo un monumento a la injusticia y la impunidad”, agregó.
Andar dialogó con el periodista Felipe Celesia, productor de Jorge Julio López, el hombre que desapareció dos veces, quien enfatizó que “López es la gran deuda de la democracia argentina, una incógnita que se agranda todos los días”. Con el equipo de la productora Salamanca Cine se propusieron, además de hacer una buena película que genere interés en el tema, y tratar de colaborar con que la búsqueda no cese, o al menos poder determinar qué fue lo que ocurrió. Para ello entrevistaron a su hijo Ruben López, al ex juez Carlos Rozanski, a las abogadas Myriam Bregman y Guadalupe Godoy, y a las periodistas Luciana Rosende y Adriana Meyer.
“Es un caso único, doble desaparecido y desaparecido en democracia, que es todavía más gravoso, un hito en nuestro intento de lograr alguna madurez política y social, cuando parecía que Argentina se encaminaba a ratificar su estado democrático nos ocurría esto, uno de los principales testigos de uno de los casos más importantes contra represores de pronto desaparecía sin dejar huella”, expresó Celesia. “Esto pasó cuando todo apuntaba a esa mano de obra desocupada, al entorno del represor Miguel Etchecolatz que López había señalado muy claramente como responsable de crímenes de lesa humanidad”, apuntó. Con los elementos sobre la mesa, a medida que avanzaba la producción del documental con los testimonios, dijo Celesia que “nadie tenía la menor duda de que era un tema para investigar, rescatar y trabajar, eso nos daba la pauta de que aunque había pasado mucho tiempo, más o menos 17 años cuando empezamos con la idea, había un interés y una preocupación muy vigente”.
Para la realización del film, que dura un poco más de una hora, tuvieron la colaboración de la familia López y de los agentes judiciales. “Suelen ser reacios sobre todo cuando se trata de una deuda que sienten muy propia con este asunto, tenían que haber dado alguna hipótesis más o menos certera, y eso no lo pudieron hacer, y lo sienten con culpa”, describió Celesia. En un punto, reflexionó que esos funcionarios se han renovado, “y los que están ahora que siguen investigando el tema López están convencidos de que no hay que dejarlo caer, que no se puede bajar los brazos, porque saber qué pasó con López es ‘la deuda de la democracia’”.
El productor confesó que les hubiera encantado poder aportar alguna línea firme de investigación, pero eso no surgió. “Lo más esperanzador es que ha evolucionado el análisis de los cruces telefónicos, con el material que se pudo recabar de los celulares y de los teléfonos fijos se puede hacer un entrecruzamiento de todos esos llamados que ofrezca alguna pauta, pero eso, por lo que nos dijeron, es lento y demanda muchos recursos que en el último tiempo han mermado con este nuevo gobierno que redujo los presupuestos para las investigaciones de los crímenes de lesa humanidad”, relató Celesia sobre el expediente que sigue abierto y en manos del ex fiscal especial en derechos humanos de La Plata, Hernán Schapiro, junto a Gonzalo Miranda. “Es la hipótesis más esperanzadora, pero es de producción lenta y tiene un final abierto, ojalá que se puedan unir los cabos para ofrecer algún patrón que acerque a la resolución del caso”, agregó. Celesia destacó que “son gente jóven que lucha con muchas ganas pero tienen enfrente todo lo que no se hizo cuando López desapareció, la cantidad de medidas de prueba arruinadas, todo lo que se encubrió”.
10 millones de llamadas
Todas las líneas telefónicas de interés para el caso fueron volcadas, luego de más de cinco años del pedido de les abogades Guadalupe Godoy y Aníbal Hnatiuk, en un mismo soporte informático que permitirá hacer los cruces y el análisis. Se trata de un trabajo de reconstrucción que realizó la DATIP (Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal, organismo del Ministerio Público Fiscal) desde diciembre de 2019, y que entregó hace poco a la fiscalía en un software libre y propio, que permite dar referencia a los cruces de llamadas, la localización de los abonados en un mapa, y sus vinculaciones con los sospechosos.
Los registros de llamadas y de su geolocalización son alrededor de 10 millones. Parece increíble que a casi 20 años de los hechos, esta tarea siga pendiente, por la falta de resultados de las sucesivas fuerzas policiales y de seguridad que fueron desfilando por la causa sin éxito. Las tareas que hace cinco años se había propuesto la DATIP fueron:
* Establecer las comunicaciones mantenidas por el abonado del domicilio del desaparecido Jorge Julio López durante el denominado “período crítico”, esto es, entre los días 15 y 18 de septiembre de 2006.
* Una vez establecidos los abonados que mantuvieron comunicación con el numero de López, se deben establecer las comunicaciones mantenidas por ellos con otros abonados.
* Todas las comunicaciones que consiguieron activar la antena que recepta el domicilio de Jorge Julio López, ubicado en la calle 140 N° 1799, esquina 69, de Los Hornos, partido de La Plata, entre las 00 y las 12 del 18 de septiembre de 2006, señalado como momento de la desaparición.
* Partiendo del resultado del punto anterior, deberá procederse al entrecruzamiento de cada uno de los abonados que habrían sido utilizados por las personas sospechadas en cada una de las hipótesis vigentes. Una vez que se cuente con los resultados, se solicitará la geolocalización de aquellos que se consideren pertinentes en función de los datos.
A casi 20 años de los hechos, ahora la DATIP aplicará Inteligencia Artificial al demorado análisis, en busca de algún resultado. Según detalló Celesia, los fiscales explicaron que hasta ahora el cruce se hacía de una manera más “artesanal”. “Es lo que llaman un ‘caso frío, que ha perdido un poco la atención pública, y un poco con el documental queremos colaborar a que vuelva a tenerla, con una visibilidad que colabore con quienes están buscando a López”.
Por otra parte, está participando el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), “que es la ONG que más desarrollo tiene en la búsqueda de personas”, ponderó Celesia, “que están relevando documentos de todos los NN de ese período para ver si alguno podría tratarse de López”.
Celesia concluyó que “como casi todos los que abordamos este tema pensamos que el entorno de Etchecolatz tiene la responsabilidad, que se trata de una desaparición forzada, otra cosa es muy difícil de creer, pero la debilidad de esa hipótesis tiene que ver con la capacidad operativa que podía tener él y sus eventuales socios en ese momento, pero todo indica que viene por ese lado”. El productor periodístico y escritor aclaró que “aún así sigue habiendo muy pocos elementos para saber qué pasó con López, te deja en un estado de perplejidad porque no debería ser posible que una persona desaparezca sin dejar rastro, y que todo el aparato del Estado no fue suficiente para encontrarlo, produce angustia desaparecer así”.