DECLARÓ MARTA RAMALLO “Esta es mi verdad, una que hace ocho años quiero escupir”

En la segunda audiencia del juicio contra ocho personas acusadas de operar como una organización delictiva en la zona roja platense cuando desapareció Johana Ramallo declaró Marta, su madre. Durante toda la mañana la mujer relató las circunstancias previas alrededor de la desaparición y posterior búsqueda de su hija, y cómo fue conociendo la trama de lo que sucedía en la zona roja. “No era una trabajadora sexual: fue una víctima de un sistema, había sido captada por una red de proxenetismo y narcomenudeo”, aseguró. La CPM actúa como veedora del proceso en su calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura. La próxima audiencia será el 13 de junio.
ANDAR en La Plata
(Agencia Andar) Marta Ramallo ingresó a la sala de audiencia del Tribunal Oral Criminal Federal N° 2 de La Plata aplaudida por el público. Fue la única testigo que declaró en esta segunda audiencia de la causa seguida a Carlos “el Cabezón” Rodríguez, Hernán D’Uva Razzari, Hernán Rubén García, Carlos Alberto Espinosa Linares, Mirko Alejandro Galarza Senio, Celia Benítez “la Misionera”, Paola Erika Barraza, conocida como “Tormenta”, y Celia “la Negra” Giménez. Los ocho imputados por estar asociados a la venta de drogas, explotación sexual, encubrimiento y falso testimonio, delitos que surgieron en el marco de la investigación por la desaparición y muerte de Johana Ramallo, vista por última vez en 1 y 63, en la zona roja de La Plata.
El testimonio de la mujer se centró en las circunstancias previas y posteriores a la desaparición y muerte de su hija, que se encontraba en una delicada situación de consumo problemático y vinculada a la explotación sexual en la zona roja platense. Contó que el día que Johana no volvió a su casa salió a buscarla por hospitales, plazas y comisarías. Después de lograr formalizar la denuncia salió también a buscarla en esa zona: “me fui a la plaza de 1 y 66 que era donde a Johana le facilitaban el consumo. En una esquina me encuentro con tres mujeres y dos personas trans que me dicen ‘anda a la DDI o a la novena y decile a Martín, el jefe de calle, que reviente el castillito del Cabezón’. Pero para la DDI él siempre fue un tipo macanudo y mi hija que estaba en situación de prostitución y consumo una jetona, la negrita de la zona”, detalló. De esas averiguaciones en la zona también surgió el nombre de “las negras Celias”. “No te acerques cuando ellas andan, las que se llevan la torta son ellas”, le habrían advertido aunque nunca llegó a cruzarlas personalmente.
A preguntas de la querella Marta explicó que su hija había comenzado a consumir a partir de su vínculo con un hombre mayor que vivía en la zona, Javier Novarini, que ya conocían de cuando pedían en la calle. “Él ya tenía la costumbre de captar pibas en estado de necesidad”, señaló. Si bien después Johana había cortado ese vínculo para volver con el papá de su hija, al recaer en sus problemas de consumo Novarini también había vuelto a escena.
Marta supo también que Novarini y el Cabezón se conocían: “uno la captó, el otro la desapareció”, marcó. Al finalizar su declaración la fiscalía no hizo más preguntas y luego de algunas consultas aclaratorias del tribunal la querella solicitó se envíe copia del testimonio al juzgado presidido por Alejo Ramos Padilla, que lleva la causa por la muerte de Johana, a la vez que desistió de llamar a Novarini como testigo en este proceso.
“¿Hasta dónde llegó el Cabezón a manejar la vida de mi hija? Yo estoy acá para limpiar la memoria Johana. Yo quiero saber qué le hicieron y que me digan qué pasó con su cuerpo. Estos ocho imputados no son los únicos. Yo pido que sean condenados con lo que corresponde y les pido que hagan justicia por Johana”, concluyó la testigo.