NUEVA INTERVENCIÓN EN EL EDFICIO DE ARBA El mismo grito, la misma lucha: Todxs somos Sandra!
(Por Cristian Prieto Carrasco) El 16 de febrero del año 2007, Sandra Ayala Gamboa iba al encuentro de un supuesto empleador para una entrevista de trabajo. El dato se lo había pasado un vecino y conocido de la pensión donde estaba parando desde que había llegado desde Perú, llena de expectativas para estudiar enfermería.
Ese día salió de la pensión de 6 y 44, caminó por calle siete y no encontró al señor que la estaría esperando. Volvió a la pensión y Walter Silva la acompañó nuevamente para encontrar al interesado en contratar una niñera para sus dos hijas. Allí el empleador los encuentra, caminan hasta mitad de cuadra de calle 7 entre 45 y 46, y Sandra se queda con quien le haría una entrevista, fuera del edificio perteneciente al Archivo de Rentas de la Pcia. de Buenos Aires.
Luego la historia es conocida. Sandra no volvió nunca a la pensión y comenzaron a buscarla por todos lados. En la comisaría 1era. no hicieron lugar a la denuncia sobre la desaparición de Sandra, y aunque llevaron a los agentes hasta el edificio que era el último lugar donde la habían visto, pero nunca ingresaron.
[pullquote]En la comisaría 1era. no hicieron lugar a la denuncia sobre la desaparición de Sandra[/pullquote]
Nélida Gamboa, madre de Sandra, viajó desesperada al momento de enterarse de la desaparición de su hija. Sin dinero, sin vivienda y sin contactos, estuvo deambulando por la ciudad en busca de ayuda, en busca de respuestas. Su primer lugar de cobijo fue Plaza San Martín. Intentó entrevistarse con el gobernador desde un comienzo, pero nunca la recibió.
Recién el 22 de febrero por el olor que emanaba del edificio, un agente de bomberos se percató de la situación, y así se encontró el cuerpo de Sandra. Habían pasado seis días y el cuerpo había permanecido allí en el edificio en remodelación.
Nely, como todos conocemos a la madre de Sandra, comenzó a relatar una y otra vez lo que sabía de lo que había sucedido. Así comenzó este largo camino del pedido de Justicia, donde a las complicidades machistas de los fiscales, policías y políticos de turno, la combatimos con las complicidades solidarias, compañeras y feministas de aquellos y aquellas que decidimos hacer de este caso, una causa común.
De a poco el edificio de calle siete se comenzó a transformar en un lugar de resistencia: “este edificio no se inaugura hasta que no haya justicia”, fue el sentimiento conjunto. Y así fue. Todas las intervenciones que se le realizaron al edificio fueron una clara muestra de poner en el centro de la escena que lo que había ocurrido era un femicidio, y no un asesinato a una joven peruana. Ese fue el objetivo de las organizaciones feministas y colectivas de género, instalar el sentido político de un asesinato a una inmigrante peruana, como un femicidio.
Las empresas que continuaban trabajando en el edificio durante el asesinato de Sandra, cuando estaba por ser inaugurado como dependencia de ARBA (Agencia de recaudación de Buenos Aires), nunca fueron investigadas, ni los trabajadores que permanecieron con llave de la dependencia.
¿Quién o quiénes se sienten con el derecho de tomar el cuerpo de una joven mujer, con el de hacerlo suyo y hacerse los poseedores de esa vida? Evidentemente hace seis años y medio hubo que activar un debate en la sociedad sobre la violencia de género en general, y sobre los femicidios en particular.
El año pasado luego de muchas irregularidades en la investigación judicial, se llevó adelante el juicio oral y público, con un solo imputado. En este proceso saldría a la luz la falta de voluntad por parte de la justicia de ampliar la investigación hacia el mundillo de la pensión, donde paraba Sandra y sobre el entorno político que encubrió este femicidio.
[pullquote]A seis años y medio, con un solo imputado y condenado, pero sin demasiado esclarecimiento del femicidio, el Ministerio de Economía quiere volver a utilizar el edificio [/pullquote]
A ese imputado no sólo se lo acusaba del femicidio de Sandra, sino también de ocho casos más de violaciones en nuestra ciudad. Obtuvo una condena de Reclusión Perpetua y este año también se le inició un juicio por otra serie de violaciones en la provincia de Corrientes.
A seis años y medio, con un solo imputado y condenado, pero sin demasiado esclarecimiento del femicidio, el Ministerio de Economía quiere volver a utilizar el edificio que pertenecía a ARBA, ahora como una dependencia más. Los fundamentos que comunican es la necesidad de utilizar las dependencias provinciales que no están siendo utilizadas, y la propuesta: una placa en memoria de Sandra Ayala Gamboa.
El 22 de agosto de 2013 se volvió a intervenir artísticamente el edificio donde fuera encontrada Sandra. Organizaciones sociales, colectivas de mujeres y feministas de la ciudad, pintaron nuevamente el edificio y amuraron la puerta de entrada con la cara de Sandra. El pedido concreto es que ese edificio se utilice como un lugar de toma de conciencia contra la violencia hacia las mujeres, un lugar de acceso público donde las mujeres en situación de vulnerabilidad puedan acudir a buscar información. Y también donde haya capacitación para profesionales que se dedican a la contención de víctimas de violencia.
La intención de volver a inaugurar este edificio como dependencia del ministerio de economía, no solo no mantendría la memoria activa de Sandra Ayala Gamboa, sino que seguiría desoyendo todos los pedidos históricos para que el estado provincial esté a la altura de las circunstancias.
Al grito de todas somos Sandra, el jueves 22 de agosto se deslizó un chapón grande con su rostro para que nadie se atreva a sacarlo y tomar el edificio como si allí nada hubiera pasado.