RESISTENCIA, VANGUARDIA Y DISPERSIÓN Un día con los jubilados en la marcha de los miércoles

Desde la década del ’90, en plena lucha contra las políticas neoliberales, cada miércoles las organizaciones de jubilados y jubilados protagonizan la marcha en la zona del Congreso, una lucha que se convirtió icónica, a lo largo de todos estos años el reclamo por mejores haberes nunca se detuvo. Desde la asunción del gobierno de Milei, las jubilaciones perdieron más del 17% de su poder adquisitivo, la marcha de los miércoles fue creciendo, al mismo tiempo que el Ministerio de Seguridad de Nación, con el pretexto de aplicar el protocolo antipiquetes, desplegó feroces eventos represivos que la Comisión Provincial por la Memoria, en su calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, viene monitoreando y denunciando. El pasado miércoles en una nueva y pacífica movilización hablamos con los hombres y mujeres detrás de esa lucha.
ANDAR en las calles
(Agencia Andar) Ya empieza a apretar el calor del mediodía en Plaza Congreso, pero nada los frena. La tradición de protestar ahí se remonta a varias décadas atrás y los jubilados la honran todos los miércoles, llueva, truene o arda el sol. “Se transformaron en la vanguardia de la lucha contra Milei, ellos junto a los padres de los discapacitados, los compañeros del Garrahan, son luchas aisladas pero sería bueno que nos unamos, que las instituciones del pueblo las tomen y las enarbole. La dirigencia tiene que estar a la cabeza, creo que vamos camino a eso”, dice a ANDAR Fabián Grillo, el padre del fotorreportero Pablo Grillo, herido por una granada de Gendarmería en la marcha de los jubilados del 12 de marzo. De fondo un jubilado grita “Karina coimera, Milei andate”, mientras golpea una cacerola. Fabián acude a todas las movilizaciones porque desde el 26 de octubre él es un jubilado más.
Mario Palavecino trabajó 43 años en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, se jubiló durante la pandemia, vive en el complejo Piedrabuena del barrio de Lugano, y tiene tres hijos y tres nietos. “En el encierro se hizo más angustiante la situación de los jubilados y entonces me empecé a acercar a toda esta muchachada de la década del ‘70 para hacer un poco de fuerza”, comenta. Mario no tuvo militancia en aquella época, empezó a hacer actividades políticas y sociales poco antes de las movilizaciones de la Multipartidaria en 1983, antes del regreso de la democracia, primero como independiente y luego en el MAS, Movimiento al Socialismo, que lideraba Luis Zamora. “En ese momento con todo el pueblo derribamos a la dictadura sangrienta de Videla”, recuerda.
Mario dice que el Movimiento Activo de Trabajadores y Jubilados al que pertenece es un grupo político, porque el problema es político. “Los jubilados solos no vamos a poder hacer nada para enfrentar y derrotar este plan económico criminal, necesitamos si o si la participación de los trabajadores activos porque acá se trata de coordinar todas las luchas en el INTI, el INTA, el Garrahan y todos los que nos resistimos a este plan de ajuste criminal”. En su mirada, hay que plantear un plan de lucha a nivel nacional, con paros y movilizaciones como única forma de hacer retroceder al gobierno de Javier Milei. “Las direcciones sindicales abandonaron las luchas, apenas si hicieron dos paros, por eso son responsables. Y a los trabajadores en sí les cuesta tomar esa tarea, porque abundan los despidos y las suspensiones en todo el país, no es fácil. La gente apenas tiene para comer, no tiene energía a veces para venir a la plaza”, reflexiona. Palavecino admite que la propia marcha de los jubilados está dispersa en diferentes agrupaciones y convocatorias. “El gobierno reprime todos los miércoles, la única forma de aplicar el ajuste criminal es tratando que la gente se quede en su casa, pero nosotros vamos a seguir acá. Y además cuesta que la gente se agrupe y tome en sus manos la solución, hasta que eso no pase del aire no va a venir, magia no hay”, afirma.
José Luis, alias Toto, integra Jubilados Insurgentes, y no quiere dar su apellido. Tiene 70 años, vive en Villa Crespo, y su esposa también es jubilada de Sanidad. Trabajó 37 años en el ferrocarril, estuvo muy cerca de Mariano Ferreyra cuando lo mataron, el 20 de octubre de 2010. Por esos días militaba en la lista Gris independiente, y antes de la dictadura fue integrante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). “Somos autoconvocados, no tenemos patrón, somos luchadores, parte del movimiento obrero, contra las corporaciones del imperialismo yanqui, el sionismo, el capitalismo. Lamentablemente los jubilados somos una vanguardia por la traición de las centrales sindicales y la izquierda reformista, no se puede coincidir”, asegura.
Toto es vehemente cuando habla. “En el Congreso se está negociando la reforma laboral, la previsional, del código penal y tributaria, la única manera independiente es salir a la lucha hasta voltear a este gobierno, para que caiga, sino no hay salida, tenemos que prepararnos para la lucha, en el 2001 murieron 39 compañeros, ahora vamos a tener un costo mayor y hay que prepararse para la lucha, los organismos de derechos humanos tienen que llamar a salir a la calle porque son hijos de los 30.000 desaparecidos, hijos de quienes dieron la vida por el socialismo, hasta la victoria siempre, venceremos”, cierra.
La falta de unidad en la lucha queda en evidencia por los diferentes horarios y lugares de las convocatorias. Los Insurgentes y otras agrupaciones afines se juntan a las 15 en Rodríguez Peña y Rivadavia, mientras que desde las 13 en la vereda de la plaza frente al Congreso están los grupos ecuménicos más cercanos al peronismo. Más tarde se suman las columnas de los jubilados nucleados en grupos de partidos de izquierda, sindicales y de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (Utep).
Contra las rejas y bajo la sombra de un gazebo rojo la Mesa Ecuménica bendice y reparte los panes. Muchos de los fieles llevan la pechera verde de los jubilados de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Entre ellos está, tras unos lentes de sol, Jorge Taiana, ex canciller y ex candidato a diputado, quien conversa con la prensa. “Ellos quieren el aniquilamiento del peronismo que es quitarle las bases, por eso plantean la reforma laboral, la destrucción de los sindicatos, de una informalidad que alcance el 80 por ciento, buscan la división de los sectores nacionales, en plan de divide y reinarás, y es real que sin unidad es todo más difícil”, expresa. “Se inicia una nueva etapa en esta batalla histórica entre los poderosos, que son pocos y quieren mantener sus privilegios, y los más débiles, que son muchos y quieren vivir en una sociedad más libre y justa”, agrega. Siempre en referencia al gobierno libertario, Taiana apunta que “este proyecto es muy excluyente y de corto plazo, puro extractivismo y bicicleta financiera, más temprano que tarde la sociedad lo va a ir viendo y va a perder el miedo, ellos trabajan con el miedo desde el poder”.
A pocos metros del ex funcionario, Noemí Fernández –de 75 años, con cuatro hijos y siete nietos– cuenta que es “una empleada pública de carrera, con todo orgullo, mi último posicionamiento fue en Fabricaciones Militares”. También dice con orgullo que militó en la Juventud Peronista (JP) y que ahora pertenece al grupo de jubilados que comenzó a marchar en 2016, y hace dos años están “todos los miércoles como una forma de resistencia y lucha”. Cada semana sufren la represión que ordena la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, y ejecutan sus fuerzas federales y las de la Ciudad, bajo el mando de Jorge Macri. “Represión no es solamente que te golpeen, sino que te falten el respeto y te miren de forma amenazante, vienen con la instrucción de pegar, lo que no saben es que la generación jubilada en este momento es la del ‘70, con todo honor recordamos a Norma Pla, pero nosotros somos la generación que quería dar vuelta todo”, explica.
Es uno de esos miércoles en que el vallado impide siquiera acercarse al Congreso. El Palacio Legislativo está rodeado por Gendarmería y Policía Federal, y los vehículos circulan por Entre Ríos pero no pueden doblar en Rivadavia. Desde muy temprano el equipo de monitoreo de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM) está apostado cerca de la enorme valla que va de una punta a otra de la plaza, al reparo de una temporaria sombra. Como cada miércoles, realizará el relevamiento en conjunto con el Comité Nacional para la Prevención de la Tortura y la Defensoría porteña que funciona como Mecanismo Local de CABA.
Desde la implementación del protocolo antipiquetes, la represión a la protesta social fue sistemática; en su calidad de Mecanismo Local de Prevención de la Tortura, la CPM viene relevando en cada movilización el despliegue de las fuerzas de seguridad, hasta el momento registró más de 2.500 heridos por el uso excesivo y desproporcionado de armas de uso menos letal (gases químicos, postas de goma, agua a presión; golpes con tonfas y escudos) y al menos 240 personas fueron detenidas arbitrariamente. En este tiempo, una de cada tres movilizaciones fue reprimida, muchas de esas represiones ocurrieron en la marcha de los jubilados de los miércoles.
Caminando sobre Avenida de Mayo, entre banderas naranjas, Nora Biaggio, del Plenario de Trabajadores Jubilados, habla con ANDAR. Ella tiene 73 años, vive en William Morris, Hurlingham, tiene hijos y nietos y se jubiló como docente de la provincia de Buenos tras 33 años de trabajo como maestra de primaria. “La marcha de los miércoles pasó a ser un componente clave en la situación política de Argentina desde el DNU 70 de Milei, porque los capítulos de ese decreto de necesidad y urgencia dedicados a los mayores hicieron que las concentraciones fueran más numerosas y consecuentes”. A su criterio, “se amplió y fortaleció un frente de agrupaciones que en la pandemia hicimos caravanas y actos en todo el país por la situación de miseria, agravado para los jubilados y los mayores”. Ante la consulta por la falta de unidad en las acciones, Biaggio responde: “Los jubilados de los miércoles estamos coordinados, resolvemos nuestro programa y el plan de lucha de conjunto, hoy estamos haciendo una movilización antiimperialista, convocada por nosotros”. Para ella, “hay otros grupos que fueron apareciendo y no se integran, pero aunque usan nuestro espacio y nuestra iniciativa muestran separación”.
Los jubilados han recibido en este tiempo la solidaria presencia en sus marchas de diferentes colectivos organizados, sindicales, estudiantiles, de derechos humanos, antirrepresivos e incluso de hinchadas de clubes de fútbol y asambleas barriales, en busca de una unidad a la que aún le falta coordinación y hechos concretos.

















