NUEVA AUDIENCIA EN EL JUICIO POR LA TRAMA DE LA ZONA ROJA PLATENSE “El Cabezón le dijo a la policía que él ya sabía hacía una semana que lo iban a allanar”

Este viernes se concretó una audiencia del proceso que investiga la red de explotación sexual y narcomenudeo que operaba en la zona roja de La Plata e involucró a Johana Ramallo, la joven que fue asesinada en un crimen por el que aún no hay imputados. Se desarrolló con nuevas declaraciones de testigos y pedidos de prueba. Uno de los testimonios principales dio cuenta del vínculo de uno de los imputados con la comisaría de la zona.
ANDAR en La Plata
(Agencia Andar) La audiencia comenzó pasadas las 11.30 de forma mixta con la presencia de la querella y público en la sala, mientras que los imputados y los jueces del Tribunal Oral N° 2 (Andrés Basso, Germán Castelli y Nelson Jarazo) se conectaron de manera virtual.
La jornada comenzó con el cierre del testimonio de Miriam Ramallo, una tía de Johana con un vínculo muy cercano con ella, cuyo testimonio había quedado interrumpido en la última audiencia. La querella pidió una ampliación probatoria para incorporar a la causa los chats entre la testigo y Johana, pero las defensas de los acusados lo cuestionaron y rechazaron solicitando determinadas garantías para la prueba en caso de que el tribunal la aceptara. Los jueces dijeron que evaluarán la medida y que, en tal caso, será notificada.
El testimonio más relevante de la jornada lo aportó un vecino de Carlos Rodríguez, “el Cabezón”, que vivía y trabajaba en un taller en el frente de la casa donde alquilaba también el imputado y terminó siendo allanado en el marco de la causa.
El hombre describió que el lugar que alquilaba pertenece al predio del ferrocarril, que él ocupaba un espacio con un gran portón al frente y el Cabezón vivía en un pasillo al fondo. Según sus dichos cuando apareció Rodríguez empezó a llegar gente a su taller en busca de droga. “Yo también me llamo Carlos, los mandaba la mujer del Cabezón desde 1. Él salía y le daba a la gente adelante mío”. A preguntas de las partes amplió y dijo que “A la noche también iba y venía gente toda la noche, había peleas”, y agregó que circulaban muchas mujeres jóvenes, que si bien no ejercían ahí la prostitución él “las acompañaba o las llevaba a 1”. Dijo que a Johana la veía entrar a la casa de Rodríguez seguido. “Yo sé que él vendía drogas y ella estaba con él vendiendo en 1”, refiriéndose a la calle 1 de la zona roja.
Frente a estas situaciones terminó peleado con su vecino del fondo. “Nos agarramos a las piñas”. Los problemas entre ellos escalaron porque, además de los clientes y las chicas, también empezó a aparecer la policía. “El jefe de calle de la comisaría 5° me pedía plata por estar ahí trabajando en el taller “en colaboración”. Yo no le daba, y un día le dije ‘¿vos querés que te pague? Sacame al que está atrás’”. Pero el policía le comentó sobre su pedido a Rodríguez y terminaron teniendo que separarlos.
Supo de la desaparición de Johana una semana antes de que lo allanaran porque “fue la madre buscándola”. Recordó que en ese operativo revisaron todo el taller y lo que llevaron atrás también. También que en ese momento el Cabezón le dijo a la policía que él ya sabía hacía una semana que lo iban a allanar.
Los últimos testimonios fue el de la abuela paterna de la hija de Johana y del testigo de actuación del allanamiento.
Los imputados en este proceso son Carlos Rodríguez, conocido como “el Cabezón”, Hernán D’Uva Razzari, Hernán Rubén García, Carlos Alberto Espinoza Linares, Mirko Alejandro Galarza Senio, Celia Benítez, Celia Giménez y Paola Erika Barraza. Todos están acusados de integrar una banda criminal, con cargos que van desde comercio de estupefacientes y explotación sexual hasta encubrimiento agravado y falso testimonio.