AUDIENCIA N° 110 “¿Dónde están? ¿Dónde buscarlos?»
En esta audiencia Nº 110 declaran las testigos María del Carmen Suárez y Olga Arredondo, vecina y cuñada respectivamente del represor Luis Alberto Ferian quienes manifestaron que el niño “Luchi” fue apropiado ilegalmente de sus padres legítimos. El testigo Juan Miguel Bougnet relata su secuestro y los padecimientos sufridos antes y durante la dictadura cívico militar. Asimismo, el sobreviviente Hugo García, militante del PC, testimonia que fue arrestado ilegalmente por fuerzas conjuntas y salvajemente torturado durante su cautiverio. Amanda Cuevas, atestigua por su hermano Cesar Nicolás Maza, al que estaban esperando el día de la madre para almorzar, nunca apareció y permanece desaparecido. Finalmente, Mónica Rúa dice que fue testigo de la detención de su padre Juan José Rúa y su madre Herna Silva de Rúa en su domicilio de San José de Temperley, el 14 octubre de 1976.
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(Diario del juicio) La primera testigo María del Carmen Suárez señala que fue vecina del matrimonio conformado por el represor Luis Alberto Ferian y Yolanda De Francesco, que tenían un hijo llamado Luis y que Luis Alberto Ferian trabajaba de policía en Avellaneda. “Recién en el 2006 al regresar de España me entero que Luis no era hijo biológico del matrimonio”.
A su turno, Olga Arredondo se presenta como cuñada de Luis Alberto Ferian. Afirma que éste era policía en la DDI de Quilmes y tenía un hijo llamado Luchi y sabía que no era propio del matrimonio. Ante la pregunta de cómo se enteró de esto, respondió que su cuñado le contó que un día, estando frente a la Brigada con otro compañero suyo llamado Juárez, pasó un auto con un matrimonio y sus dos hijos, un niño y una niña. Los detuvieron por ser sospechosos y desde esa fecha trajo al niño a quien llamaron Luis – “Luchi”. La niña quedó a cargo de unos vecinos de Luis Ferian y la testigo no sabía nada más de ella.
Olga dice que ella era pasante de enfermería en el hospital de Quilmes y que allí conoció al Dr. Bergés, ginecólogo y jefe de servicio. Sabía que su cuñado Luis Ferian era padrino de uno de sus hijos. Relata que posiblemente, “es por ahí donde obtuvieron anotarlo a Luchi como hijo propio”. Así finalizó su exposición.
A continuación, Juan Manuel Bougnet manifiesta que fue detenido el 26 de mayo de 1975 en la zona de Campana. Describe que para la época el gobierno había lanzado el operativo “Riberas del Paraná” que consistía en la represión y arresto de los trabajadores del cordón industrial de Zárate, Campana, San Nicolás, Baradero, San Pedro, Escobar y Villa Constitución. Una noche vuelve a la casilla que alquilaba y la encuentra totalmente destruida y quemada.
Por tal motivo, Juan Manuel se va a Entre Ríos ya que sabía que había fuerzas policiales, militares y civiles haciendo arrestos ilegales. A los dos meses regresa a Campana y a la altura del km 70 de ruta Panamericana, detienen al micro en que viajaba. Le piden documentos y ahí lo bajan violentamente con golpes y patadas, lo vendan, le atan las manos y lo suben a un Ford Falcon verde.
Lo llevan, según corroboró años después, al centro de detención clandestina Destacamento “La Güemes”, de Puente 12. Allí lo torturan varios días con la picana eléctrica y luego de una semana lo trasladan a la Brigada de Quilmes, donde es puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (P.E.N). Cumple sus 22 años allí el 3 de junio donde permaneció unos 3 ó 4 días.
Luego Bougnet es trasladado a La Plata junto a otros 10 a 15 detenidos. De la cárcel de La Plata, junto a muchos prisioneros son trasladados a la cárcel de Sierra Chica, donde permanece desde junio del 75 hasta abril de 1979. Ahí vio a muchos compañeros suyos de Zárate y Campana, ya que era trabajador en la construcción del Puente Zárate Brazo Largo, además de trabajar como soldador en un taller de chasis para la empresa Citroën.
El testigo narra que por las denuncias y la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, la dictadura cívico militar traslada nuevamente a los detenidos en un avión Hércules, aparentemente piloteado por un hijo del dictador Videla, a La Plata en 1979, cerrándose la cárcel de Sierra Chica. Luego pasa a la Cárcel de Caseros y posteriormente al Penal de Rawson en 1982. Finalmente a la cárcel de Devoto donde es liberado en 1983, año en que se recupera la democracia argentina.
En un repaso sobre su historia personal Juan Manuel dice que fue militante de la Juventud Guevarista PRT/ERP. Estaba casado al momento de su detención y tenía dos hijos: Juan Eduardo y Leonardo Javier. En el Pozo de Quilmes comparte cautiverio con Ribas, María Godoy (esposa de Arias, un delegado en Campana exiliado a España luego de su cautiverio), una mujer de apellido Pérez y Hugo Alfonso. Recuerda que antes de su arresto supo de la muerte de Gabassi que fue tirado en la zona de Zárate. Destaca el testigo que las empresas que funcionaban en la zona eran SIDERCA, Tres Filas, ACINDAR, SOMISA entre otras grandes empresas que han tenido mucho que ver en las desapariciones de sus trabajadores. Manifiesta que él nunca se exilió a pesar de que Francia le había ofrecido residencia permanente por el origen de su apellido, y que fue su madre quien hizo todo tipo de gestiones ante las autoridades durante su cautiverio. Salió en libertad en 1983.
Hugo García tenía 24 años cuando el 13 de diciembre de 1977 fue arrestado ilegalmente arriba del colectivo 160, en la zona frente al Cottolengo de Don Orione de Claypole sobre la avenida Monteverde. Allí grupos uniformados de la policía y del ejército lo levantan porque al revisar sus pertenencias encuentran un bibliorato del Partido Comunista del cual era militante. Inmediatamente lo llevan en un auto policial a la comisaría 6ª de Claypole donde permaneció toda la noche.
A la mañana siguiente “me atan las manos, me ponen una capucha y me suben en un Ford Falcon y luego de 50 minutos creo llego a un lugar donde se escucha un portón que se abre” y me llevan, me golpean, me insultan “rojo/comunista”. Luego de eso lo suben por una escalera hacia la sala de tortura en donde escucha gritos y llantos de una pareja de jóvenes que decían no tenían nada que ver. También ve a un ciudadano de Longchamps, Don Jorge, conocido fotógrafo de la zona que había sacado una foto de varios policías que se había filtrado, lo que le costó su apresamiento y tortura. De este arresto ilegal el abogado Paulucci de la organización al que pertenecía Hugo García y que fuera rápidamente avisada, inmediatamente presentó un habeas corpus. Cuando llega a oídos de sus torturadores la violencia se multiplicó contra Hugo.
Recuerda Hugo que un día escuchó a un hombre preguntar por la calle Garibaldi y unos niños respondieron “es ésta”, por lo que nunca olvidó aquel nombre. Cuando declaró en la CONADEP supo que estuvo en el Pozo de Quilmes.
Su madre, Lidia Eustaquia Pasa, junto a los organismos de derechos humanos se habían movilizado para que liberen a Hugo de su cautiverio, incluyendo a la OIT internacional. A los 10 días Hugo García recupera su libertad en la zona de la fábrica de envases de vidrios Cattorini, en Temperley. Dice que se recuperó de toda esa atrocidad porque tuvo la ayuda de familiares, compañeros de trabajo en Entel y el haber estudiado mucho. Antes de su cautiverio fue trabajador de carpintería, albañil, hoy tiene 70 años.
A continuación Amanda Cuevas narra que vivían en Solano (Quilmes) con su mamá, su papá y su hermano más chico. Su hermano César Nicolás Maza no vivía con ellos, ya que lo hacía en el barrio San José de Temperley. Testimonia que el 17 de octubre de 1976, Día de la madre, estaban esperando a César para almorzar y que nunca apareció.
Ante esta situación la madre hizo la denuncia en la comisaría de San José. Según los vecinos César fue levantado a una cuadra de su casa y llevado en un camión de La Serenísima. Recién pasado un tiempo supieron que estaba detenido en la comisaría de San José, de allí no supieron dónde fue trasladado.
Amanda indica que su hermano era militante de la organización Montoneros y era conocido como El Colo de Solano, “el colorado”. Tenía su pelo color rojizo, y 23 años al momento de su secuestro. Ella solamente se enteró que estuvo en el Pozo de Quilmes cuando habló con un señor que estuvo con él en ese lugar y “no supe más nada de nada hasta el presente”.
Finalmente, declara Mónica Rúa. Ella tenía 14 años cuando fue testigo de la detención de su padre Juan José Rúa, de 41 años y su madre Herna Silva de Rúa,de 40 años, en su domicilio de Ottawa 4555, San José, de Temperley el 14 octubre de 1976. Informa que su papá era empleado de una empresa de vidrio en Wilde y su mamá era modista. Vivían junto a su hermana María Luján, de 11 años y su abuela Carmen Canosa.
El 14 de octubre de 1977 a las 11 de la noche escuchan que golpean la puerta. Su papá la abre y es apuntado con un arma. Luego ingresa una gran cantidad de personas de civil fuertemente armadas con armas largas y preguntan a su papá si era Juan José y a su mamá si la llamaban Lela, lo que ellos afirman. Revuelven toda la casa y se llevan una pistola y una escopeta de caza del abuelo y llevan a los padres. Ella preguntó: “¿Por qué se los van a llevar a mis papás, qué habían hecho?” Y el que estaba a su lado le dijo: “porque tenemos que terminar con todos estos montoneros y ERP, esto se tiene que terminar”.
Sus tías salieron a buscarlos en comisarías cercanas y al no dar con ellos contrataron al abogado penalista Dr. Ramos Zamora para hacer un hábeas corpus, que presentaron en los Tribunales de Banfield. Allí mientras esperaban se encontraron con muchos otros familiares en la misma situación, lo que hizo más complejo entender lo que pasaba con las detenciones arbitrarias. Posteriormente recibieron la respuesta del Ministerio del Interior, de Albano Harguindeguy, diciendo que en Argentina no había presos políticos ni desaparecidos.
“¿Dónde están? ¿Dónde buscarlos? Teníamos terror y miedo, porque no sabíamos nada. Fueron meses a la espera de un llamado, de alguna novedad”, se pregunta Mónica. Relata que recibían llamados telefónicos con voces similares a las de las provincias como de Formosa, Chaco, diciéndoles que sus padres estaban bien. Pero un día encuentran una nota en su jardín donde dice que sus padres estaban en la Comisaría 3era. De Valentín Alsina. Hacia allí fueron y ahí les dijeron que se contacten con el capitán Juan Carlos del Regimiento III de La Tablada. Una vez allí confirman que sus padres están vivos y que podían verlos.
Cuando se encuentran charlan sobre el cautiverio sufrido y le comentan que estuvieron en el Pozo de Quilmes. Allí su papá estuvo con su amigo Alberto Maly y con Alcides Chiesa, Norma Leanza, Silvia Streger, María Isabel “Chabela” Reinoso. Del Pozo los trasladan a la Comisaría 3era de Valentín Alsina. Luego de legalizarlo pasa a la Unidad 9 de La Plata donde permanece 9 meses y de allí a Caseros. A su madre la llevan a Devoto y en 1980 ambos son llevados a Coordinación Federal para ser liberados.
Herna Silva de Rúa falleció en el 2000 y Juan José Rúa en el 2021. Nunca pudieron dar testimonio de todo lo que les ocurrió a ellos y a sus compañeros y compañeras con quieren compartieron cautiverio, muchos de los cuales hoy están desaparecidos. Mónica, sostiene su memorioso y emotivo relato, sumando las voces de sus padres desde el Pozo de Quilmes, sitio donde eligió declarar.
Se declara un cuarto intermedio hasta el 11 de julio a las 8:30 horas, audiencia que será de manera semi presencial.
Juan Moreira para Diario el Juicio, 4 de julio de 2023. Recuperado de: https://diariodeljuicioar.wordpress.com/?p=1605